miércoles, 19 de mayo de 2010


La primera semana fue dura: Rumbo, que así le había puesto Ricardito, se empachó porque el kiosquero había entendido que el maní debía ser con chocolate. Estuvo tres días tirado en la vereda, porque con el estómago inflamado no entraba por el garage, y además no tenía ánimos para levantarse. Los vecinos protestaron, porque no podían pasar y porque los chicos llegaban tarde a la escuela entretenidos acariciando la barriga de Rumbo.

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