
Inmediatamente hubo junta familiar:
- Vos me dejaste – dijo Ricardito a su mamá mientras acariciaba la trompa que se metía por la ventana-, además está vacunado.
- Pero ¿dónde va a dormir?- preguntó papa.
- En el jardín.
- ¿Y si llueve?- dijo mamá.
- Se mete debajo de la glorieta.
- ¿Cómo vas a alimentarlo- contraatacó el padre.
- Ya encargué cinco kilos diarios de maní en el kiosco.
- Y los vecinos?- preguntó la madre.
- -¿Qué? ¿También quieren maní?
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